¡Por la Alianza!

Razas de la Alianza


Historia de Los Elfos de La Noche

La aparición de la Legión había cambiado para siempre la sociedad de los elfos de la noche. Tyrande Susurravientos y Malfurion Tempestira, sus líderes, promovieron una civilización pacífica y rechazaron el uso de la magia Arcana, que fue lo que, en primer lugar, atrajo a la Legión a Azeroth.

Sin embargo, la tranquilidad de los elfos de la noche fue perturbada una vez más cuando la Legión y su terrorífica Plaga de no-muertos orquestó una nueva invasión de Azeroth en los tiempos modernos: un conflicto conocido como la Tercera Guerra. Los elfos de la noche lucharon junto a la Horda y la Alianza para derrotar a la Legión, pero la victoria fue posible únicamente con una explosión que dañó el bendito Árbol del Mundo, el cual, desde tiempos inmemoriales, había concedido a los elfos de la noche inmortalidad y protección contra el envejecimiento y las enfermedades.

Hubo druidas desertores que, desoyendo las advertencias de Malfurion, crearon un nuevo Árbol del Mundo con la esperanza de recuperar la inmortalidad de los elfos de la noche. Desgraciadamente, este nuevo Árbol del Mundo acabó por corromperse a causa de un mal oscuro llamado la «Pesadilla Esmeralda», la cual los elfos de la noche pudieron combatir gracias a la ayuda de Malfurion.

Aunque los elfos de la noche todavía deben asumir la pérdida de su inmortalidad, el destino de Azeroth depende de su resistencia y su voluntad para ayudar a otras razas, cualidades que la Legión Ardiente no dudará en volver a poner a prueb


Historia de Los Draenei

Velen fue el único en abstenerse puesto que había tenido una visión. En ella, los suyos se transformaban en demonios, en miembros de la Legión Ardiente de Sargeras, un ejército creciente de una maldad inefable. Con la ayuda de los benévolos naaru, Velen reunió a los eredar que pensaban como él y huyeron de Argus. Estos desertores se hicieron llamar «draenei» o «los exiliados».

Kil'jaeden, enfurecido por la huida de Argus de los draenei y su negativa al ofrecimiento de Sargeras, dirigió las tropas de la Legión a la caza de sus antiguos congéneres por todo el cosmos. No obstante, los draenei eludieron a sus perseguidores y se refugiaron en un remoto mundo que llamarían Draenor. Allí, los draenei desarrollaron una sociedad extraordinaria y coexistieron en paz con los orcos chamánicos nativos del planeta de Draenor.

Con el tiempo, Kil'jaeden encontró Draenor y corrompió a los nobles orcos para convertirlos en un único y sanguinario ejército: la Horda. Cegada por la ira, la Horda masacró a gran parte de la raza draenei, y los supervivientes se vieron obligados a ocultarse. Muchos draenei, tras exponerse a energías viles manipuladas por brujos orcos, mutaron en seres deformes conocidos como «krokul» o «Tábidos». Años más tarde, el chamán Ner'zhul abrió unos portales mágicos por todo Draenor, y la energía resultante fracturó el moribundo mundo

Lo que quedó de Draenor, conocido a partir de entonces como Terrallende, se convirtió en un campo de batalla para la Legión Ardiente y otras facciones en disputa por el control del asolado paraje. Para huir del caos, Velen y varios de sus seguidores tomaron El Exodar, una fortaleza dimensional. Los draenei abandonaron Terrallende en busca de nuevos aliados.

Sin embargo, los elfos de sangre habían saboteado los motores del Exodar, y los draenei tuvieron que realizar un aterrizaje forzoso en el mundo de Azeroth, donde juraron lealtad a la Alianza. Junto con sus nuevos aliados, Velen y sus refugiados volvieron a Terrallende y derrotaron a sus rivales demoníacos, pero Velen tuvo otra visión: se acercaba una guerra entre las fuerzas de la luz y de la oscuridad. Ahora, los draenei se preparan para defender Azeroth, su nuevo hogar, de una sombra que creen que no tardará en llegar.


La historia de Los Humanos

Tras siglos de paz, las ciudades estado de Arathor, cada vez más independientes, se dividieron en reinos: al oeste, Gilneas; al noroeste, Alterac, Dalaran y Lordaeron; al suroeste, Kul Tiras; y al extremo sur, Ventormenta. Strom pasó a llamarse Stromgarde y siguió siendo un poderoso reino.

No obstante, la Horda de los orcos llegó a Azeroth y redujo Ventormenta a escombros. Los supervivientes de la ciudad, entre los que se hallaba el joven príncipe Varian Wrynn, huyeron a Lordaeron, donde los líderes de los siete reinos decidieron volver a unirse como la Alianza de Lordaeron. Juntos, consiguieron derrotar a la Horda, pero la paz de la Alianza resultó ser efímera

Con motivo del encarecimiento de la manutención, Gilneas y Stromgarde renunciaron a sus reinos de la Alianza, tras lo cual llegó una plaga que se cobró la vida de miles de humanos y los convirtió en siervos no-muertos del Rey Exánime. El Rey Exánime manipuló a Arthas Menethil, el príncipe de Lordaeron, para matar a su propio padre e ir a Rasganorte, donde se fusionó con su amo y se convirtió en el siguiente Rey Exánime. Durante los cinco años siguientes, Arthas permaneció en Rasganorte urdiendo su plan y ampliando su ejército

Sin embargo, antes de que Arthas pudiera desatar el poder que había acumulado, los humanos y otras razas aunaron fuerzas y obtuvieron una dura victoria. Miembros de la Horda y la Alianza iniciaron campañas independientes en Rasganorte, y su tentativa propició la derrota del Rey Exánime.

El reino de Ventormenta se ha convertido en el bastión más poderoso de la humanidad y en la mayor fuerza de la ya multirracial Alianza. Ahora, el pueblo de Ventormenta se rige por los principios del honor y de la justicia, con los que defiende sus asentamientos y a sus aliados.


Historia de Los Enanos

Durante muchos años, tres clanes enanos —los Barbabronce, los Martillo Salvaje y los Hierro Negro— vivieron unidos en Forjaz bajo el sabio reinado del rey Modimus Yunquemar. Cuando Modimus falleció, las tensiones entre los clanes se desataron y estalló una guerra por el control de la ciudad. Así dio comienzo la Guerra de los Tres Martillos, un violento conflicto que se alargó varios años, durante los cuales el clan Barbabronce obtuvo el control absoluto de Forjaz; una vez en el poder, se desentendió de los demás clanes y expulsó a sus rivales.

Sin embargo, un reciente giro del destino ha vuelto a reunir a los clanes en Forjaz tras siglos de separación...

Durante los desastres naturales que fustigaron Azeroth justo antes del Cataclismo, las tierras de los enanos tampoco quedaron indemnes. Una serie de terremotos sacudieron las zonas de alrededor de Forjaz y redujeron los asentamientos a escombros, cobrándose la vida de muchos enanos inocentes. A fin de reunir respuestas acerca del preocupante estado del mundo, el rey Magni se sometió a un ritual místico para entrar en comunión con la tierra. No obstante, la ceremonia tuvo un efecto inesperado: Magni se convirtió en diamante y se fusionó con las profundidades de la propia Forjaz.

En el consiguiente vacío de poder, Moira, su distante hija, que se había casado con el líder del odiado clan Hierro Negro, recuperó brevemente el trono de Forjaz y consiguió implantar un bloqueo en la ciudad. De no ser por la intervención del rey Varian Wrynn de Ventormenta y de su hijo, el príncipe Anduin, sus actos podrían haber desencadenado otra guerra civil. Desde entonces, con el apoyo de Varian, el control de Forjaz se ha dividido equitativamente entre los clanes Barbabronce, Martillo Salvaje y Hierro Negro mediante la implantación del Consejo de los Tres Martillos. Los clanes dejaron de lado sus rencillas para trabajar juntos, y la capacidad del Consejo para gobernar como uno solo resulta prometedora.


Historia de Los Gonomos

Los diminutos gnomos —reputados mecánicos, ingenieros, técnicos y manitas— han dejado huella en Azeroth gracias a su inteligencia colectiva y a su ambición, hasta el punto de eclipsar a sus coetáneos de mayor tamaño.

Aunque se sabe poco acerca de su historia antes de la Segunda Guerra, su filosofía y sus conocimientos se centran en conceptos progresistas y llenos de inventiva. No obstante, sucesos recientes han desvelado pruebas de que se fueron creaciones de los titanes; eran ayudantes mecánicos que contrajeron la maldición de la carne, tras lo cual se transformaron en los gnomos de hoy en día

Fue siglos más tarde, cuando los enanos los descubrieron, que se reconoció a los gnomos como una raza valiosa e importante. Los enanos quedaron impresionados ante el ingenio y la rapidez de sus pequeños «parientes» (ellos también habían sido forjados por los titanes y habían sufrido una maldición similar), por lo que ayudaron a los gnomos a construir Gnomeregan, su capital, en las estribaciones de Dun Morogh, cerca de Forjaz, la capital de los propios enanos. Desde su maravillosa ciudad tecnológica, los gnomos ofrecieron un apoyo de valor incalculable con armas, vehículos y vigorosas tropas a la Alianza de los enanos, los humanos y los elfos nobles.

Sin embargo, en la invasión de la Legión Ardiente durante la Tercera Guerra, los gnomos se negaron inexplicablemente a enviar ayuda a sus aliados. La Alianza no descubrió la razón de su retirada hasta que la guerra hubo terminado: una amenaza ancestral había despertado en las entrañas de Azeroth para atacar Gnomeregan. Conscientes de que la prioridad de sus aliados era derrotar a la Legión Ardiente, los gnomos decidieron hacerle frente solos. Aunque combatieron con valor para salvar a su querida ciudad, Gnomeregan cayó.

La mayor parte de la raza gnómica fue aniquilada en la caída de Gnomeregan; hay quien dice que un 80% de los gnomos de Azeroth sucumbieron durante aquellos horribles días. Los pocos supervivientes huyeron y establecieron Nueva Ciudad Manitas, donde, poco a poco, fueron reconstruyendo sus tropas, sanando sus heridas y preparándose para recuperar Gnomeregan.


Azeroth es muy inmensa, a medida que los años pasaban, nuevas criaturas se fueron descubriendo, pero yo os he contado solo las razas de antaño, las unicas que reinaban en todo el continente...